21.3.09

El Silbo Gomero: Unidos por la distancia

La realidad es una construcción humana, que informa acerca de las relaciones entre los individuos y el contexto en el que se desenvuelve su dimensión social. Berger y Luckmann se han dedicado a realizar un análisis fenomenológico que permite un acercamiento a lo cotidiano, a la vida diaria, porque es ésta una radiografía habitual del acontecer, la imagen más visible y reconocible de la realidad. En el escenario de lo cotidiano, se conocen las pautas de comportamiento, los actores y los agentes de la dinámica social.
En este sentido, ¿qué hay más cotidiano que un silbido? Tal vez se considere poco educado, pero todos hemos silbado alguna vez para llamar a una persona, ésta escucha nuestro silbido y posteriormente nos comunicamos con el lenguaje hablado. Pero esto no pasa con el “Silbo Gomero”, para muchos de nosotros puede que resulte raro, pero existe un lugar en las Islas Canarias llamado “La Gomera”, en donde este peculiar sonido se convirtió en el lenguaje cotidiano.
El individuo es un producto social, que se encuentra definido por todos aquellos conocimientos que forman sus ambientes y experiencias, todas estas circunstancias determinan el rol que va a jugar en el espacio social. Este espacio no forma parte del orden natural, sino que es una construcción que tiende a la búsqueda de la estabilidad, por lo que esa necesidad antropológica de orden se transforma en un orden social, en una construcción artificial. De esta forma, el “silbo gomero”, se convirtió en una construcción social, determinada por un factor primordial que se tenia que resolver de una u otra manera, esto es, la falta de comunicación a causa de la distancia. Así, los actores de este entorno formaron un consenso para darle identidad a esa nueva estructura social, modificando el lenguaje hablado y comunicándose por medio de sonidos adaptados perfectamente a la geografía montañosa del lugar.
El silbido, se convirtió así en un lenguaje institucionalizado, entendido esto último por Berger y Luckmann como la tipificación recíproca de acciones entre los actores, que llega a convertirse en una forma de control social, y que posteriormente, este comportamiento institucionalizado se experimenta como una realidad objetiva, externa a la voluntad del individuo.
El lenguaje, sea hablado, escrito, o “silbado”, cumple una función imprescindible como forma de extender la comprensión y el sentido de la realidad de una manera consistente y coherente con la realidad subjetiva de los individuos, y eso tiene lugar, fundamentalmente, a través de la creación de universos simbólicos. Estos últimos son los que organizan coherentemente la posición que ocupa cada uno en el conjunto social, los roles a desempeñar, su propia identidad y el total de relaciones que constituyen la vida cotidiana.


1 comentario:

Yelenia Cuervo dijo...

Me parece interesante dar a conocer distintas manifestaciones de la construcción de la realidad social, en este caso algo que en apariencia resultaría alejado de un lenguaje "formal" como un simple silbido. No obstante, se puede obsevar, a través del breve corto que presenta Xóchitl, la imperante necesidad de establecer reglas, e incluso técnicas para la construcción de un lenguaje que permitió en algún tiempo la comunicación a distancia, y en este sentido, puede presentarse como una especie de estudio de caso en pos de la recuperación, (no sé si llamarla "histórica") de sintagmas que configuran la religación entre determinadas comunidades; pues recordando a los fenomenólogos de la vida cotidiana,ésta resulta ser la más inmediata; adentrados de antemano en un sentido y quizás por la misma cercanía, la "lectura simbólica" pareciera la menos incuestionable, es decir,donde aquel sentido nos conforma sin ninguna necesidad de rastrear cómo ha acontecido.