17.7.08

Sobre Teoréma

La película refleja la compleja complexión de las estructuras sintácticas de la realidad. Berger y Luckmann apelaron al acuerdo social en la sintaxis como componente fundamental de las ideologías que le sustentan, pero también es notable la consolidación de una sintaxis al interior del sujeto. Mientras el mundo puede estar construido de estructuras sintácticas que le son comunes a los integrantes de una sociedad, el yo también se compone de un cierto orden sintáctico que emana de las matices sociales más elementales y fundamentales como familia.

Ello acontece en el seno de la familia italiana mostrada por Passolini en Teorema. El grupo es simple y bien cohesionado, en apariencia, en sus roles familiares: el de la hija, el del hijo-artista, la madre pasiva o la sirvienta indiferente. Cada conciencia de esa familia vive un rol, una sintaxis, familiar que mantiene el orden de la casa a la par del ensimismamiento identitario de cada personaje.

La sintaxis familiar es convulsionada por el visitante. Es un rol que no encaja en el orden familiar pero resulta revitalizante para la sintaxis íntima de sus componentes. Hace descubrir el la hija al amor, en la madre un aliciente para su frigidez, en el hijo su homosexualidad, en el padre su soledad e incluso en la sirvienta su milagrosidad. El visitante es, en cierto modo, una nueva matriz sintáctica que hace emerger esas identidades frustradas y cuya ausencia golpea la poética del ambiente.

La tesis de Passolini en esta película, me parece, es que si bien las estructuras sintácticas de una sociedad pueden estar bien definidas, la sintaxis del sujeto, la íntima, es siempre susceptible de ser alterada por otra conciencia que es capaz, aunque no se lo proponga, de mostrar los limites y fragilidades del orden social y hacer estallar la sintaxis subjetiva. Ahí donde no hay sintaxis no hay razones, ni lenguaje, ni sentido, y un grito ante la nada puede ser la única evidencia del dislocamiento.

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