17.5.08

Ecce Homo, Ecce Signo

Pongo tres escenarios: a) La estigmatización de los medios por parte de los intelectuales, casi al mismo tiempo de la temprana conformación de aquellos; b) La lenta emergencia de una valoración autónoma de los medios; c) la problematización contemporánea.
El primer escenario es producto de la incapacidad sistemática de las clases intelectuales que se relacionaron por vez primera en la historia con los medios sociales de comunicación y con su acelerado posicionamiento en la cultura popular. Ejemplo claro de este escenario es la Escuela de Frankfurt, para quienes los medios eran sinónimo de enajenación, falsa conciencia, asfixia cultural, aislamiento individualista y anticomunitarismo, manipulación de la información, veleidad del espacio discursivo. En este escenario una de las corrientes caracterizaciones es la "masificación" y "homogeneización" vehiculizada por los medios, la mitologización mediática de "la masa" que se expone a la idiotización y al condicionamiento indiferenciado de las arquetípicas figuraciones que cristalizan en los medios. Sin embargo, siguiendo a Lipovetsky, las cosas parecen ser más complejas de lo que este maniqueísmo ofrece, por ejemplo, los medios también han respondido a condicionamientos diferenciados y diferenciadores, al grado tal que pueden ser vistos, lejos de homogeneizadores, como disolventes de caracteres unidireccionales, por lo menos así sucede con la relación entre medios y tradiciones morales dominantes, los medios parecen "promover una cultura relacional, al celeberar el amor al cuerpo, los placeres y la felicidad privada", así ayudan a deslindar a las nuevas subjetividades de las "estanquidades de clase, de las morales rigoristas y de las grandes ideologías políticas". Se trata de los medios, y sus tecnologías aparejadas, como aliados de la "segunda revolución individualista", los viejos espacios de socialización (escuela, iglesia, café, salas de concierto...) pasan a un segundo plano frente a la comodidad y privacidad del IPod, los equipos HiFi, la televisión privada (ofrecida en paquetes a medida del consumidor) y todas las pantallas con que entra en relación un usuario de gustos personalísimos. En todo caso se podría hablar de una homogeneización de la diferenciación, de la particularización que han posibilitado las nuevas TIC. Es, ciertamente, la crisis de un modelo de cultura (la de la reunión comunitaria alrededor del sabio narrador de saberes orales, también de la cultura impresa), pero no se trata de una "devastación espiritual" ni de orfandad cultural. Es la emergencia de una cultura "zapeadora", fragmentada, con conciencia de relatividad, menos esquizoide, que incluso niega ese mítico "poder absoluto" a los propios medios, se tata de una cultura conformada por actitudes críticas, incluso hipercríticas, acostumbradas a la parcelización de la realidad ofrecida por los medios. Lipovetski habla de la cultura mediática como "cultuira mosaico", discontinua, sin memoria (o, como diría otro pensador, una "cultura-RAM"), misma que posibilita una adherencia a la jerga usual de las sociedades liberales, en la que importan más las garantías de los individuos que el establecimiento de contenidos fijos, es el triunfo de la forma pura (de la democracia), la cultura mediática es también una cultura posdemocrática, sapiente de la mayor importancia popular que tiene un partido de futbol que un documental o un debate político. Pero ¿qué hacer con este reporte? Estamos frente a un tercer escenario, en extremo complejo, presumiblemente carente de contenidos (de referentes, de versiones únicas o definitivas), los MSC han dejado de ser el teatro del Diablo pero tampoco son la voz de Dios, son la simple muestra de inercias que siempre nos han acompañado, que nos constituyen, son le exhibición, muchas veces grotesca, de nuestra "naturaleza" sintáctica. Ecce Homo, Ecce Signo, los contenidos no importan ¿o sí?

Notas a propósito de algunas ideas expuestas por Gilles Lipovetsky en su Metamorfosis de la cultura liberal (Anagrama, Madrid, 2003).

6 comentarios:

alejandro dijo...

el texto hace un recorrido critico de los medios de comunicacion, asi, es atravezada por categorias economicas, ideologicas y filosoficas.Los resultados son diversos, los medios de comunicacion pasan a tener distinta significacion:
-como elementos de enajenacion.
-como elementos de homogenizacion.
-como elementos de descomunizacion.
-como elementos de incomunicacion.
-como elementos de desculturizacion
Sin embargo, el autor propone aspectos vinculados a los medios de comunicacion que lejos de ser desfavorables a la sociedad , llevan una carga de satisfactores y rompimientos paradigmaticos con respecto a criticas pasadas. Asi los medios de comunicacion pueden ser entendidos, en otras palabras:
-como elementos de liberacion.
-como elementos de sociedades con gustos muy personales.
-como elementos de comunicacion que teje vinculos entre personas a traves de ellos.
-como elementos que construyen comunidades que comparten significados ideologicos, afectivos y cognitivos.
-como elementos culturales que dicen de si en la cotidianidad que se presentan.
Los medios de comunicacion lejos de ser herramientas de control, el autor los coloca como herramientas de liberacion.

Angeles dijo...

Cuarta entrada de Angeles. Comentario. Lipovetsky
Los tres escenarios propuestos denotan tres aspectos de la realidad social en que vivimos, tres tipos de mentalidad cada una con sus características propias en relación a un juicio de valor sobre los Medios de Comunicación social. Satanizar hoy en día estos medios, es estar fuera de contexto, por lo menos fuera del tiempo en que vivimos, en la era de la revolución tecnológica, en la que el uso de estos medios se hace necesario al convivir con las nuevas generaciones motivadas por estos medios. estoy de acuerdo con Lipovetsky en reconocer la complejidad del fenómeno porque de alguna manera tienen su lado positivo por su carácter de utilidad, porque han dado respuesta a condicionamientos diferenciados y diferenciadores, han sido disolventes decarácteres unidireccionales, menguando el moralismo rigorista y rescatando la dimensión antropológica como es el valor del cuerpo, que en otras épocas no era permitido, en la época postmoderna este criterio es de suma importancia, todo tien sus riesgos en un mundo plural.

el blog mas crudo de la web dijo...

Me parece muy acertado este texto, ya que dia a dia nos vemos inmersos en un individualismo, caracteristico de la sociedad postmoderna, y es en este plano en el que al movernos no nos cuestionamos absolutamente nada, asi mismo es importante mencionar que las tic forman ya, como medios de comunicacion actitudes, e ideologias, como lo hace cualquier otro medio. Me agrado mucho como es que Lipovetsky nos pone en duda de que, si bien los medios ya no son criticados como tal, entonces por que ahora somos victimas de ellos, y aunque algunos intelectuales lo nieguen: los medios tienen influencia en cada uno de los miembros de una sociedad, considerando por supuesto que los medios nos ofrecen lo que quieren que veamos, pero tambien lo que de alguna manera nos estimula y nos hace sumergirnos en nuestras realidades, es por ello que nacen programas que nada tienen que ver con nuestras capacidades intelectuales pero que nos tienen idiotizados...

Kiria dijo...

En realidad no tengo mucho que discutir, me parece que estoy de acuerdo en la mayoría de los puntos, algunos muy acertados, como la idea de homogenización de pluralidad o diferencia vs homogenización enajenante y masificadora, imagen que sintetiza muy bien lo que está ocurriendo en por esta emergencia de nuevas formas mediáticas, formas que además invitan a nuevas formas relacionarnos con el mundo y por tanto de teorizar acerca de él. Sin embargo, hay dos puntos en los que quiero exponer mi reflexión.
El primero estriba en el carácter sintomático de los medios, pues debido a este movimiento vertiginoso que ha adquirido el fenómeno media se nos evidencia que estamos frente a un problema primitivo que se ha ocultado con diversos nombres y máscaras, y que estriba en la naturaleza simbólica del hombre, o reformulando: el signo como mundo y el mundo como signo.
Tal vez mi reflexión denote un rastreo con filtro posmoderno, no obstante, me provoca decir que es importante hacer énfasis en la importancia de tener conciencia de nuestra naturaleza simbólica y significante, de una estructura que en el vacío encuentra su condición, pues el significado (contenido) parece un huésped que puede mudarse, tender al tropismo o morirse.
De aquí derivo mi segunda reflexión ante la pregunta ¿importa el contenido?
Si asumo que la estructura (simbólica) es como un recipiente vacuo que puede contener cualquier cosa (significante), y si asumo que tal recipiente siempre contiene “x” contenido, entonces no hay posibilidad de que la estructura esté vacía, aunque su contenido sea variable. De este modo, me surge la pregunta ¿qué tipo de huésped quiero que me habite?, ¿qué contenido me ocupa? Tener esta consciencia simbólica me arroja la posibilidad de elegir, en cierta medida, de qué contenidos ocuparme y de la modificación en lo posible de los mismos, de realizar en mí un autoanálisis semiótico. Así pues, concluyo: el contenido sí importa. Más ahora que mencionas la posibilidad de la conciencia relativista, me parece que decir sí a la importancia del contenido es consecuencia de la conciencia que asume la individualidad y el derecho de especificidad y sus mutaciones.

Peque Conventual dijo...

Cuando hablamos de medios de comunicación regularmente siempre se nos viene a la mente o vinculamos este termino con algo tan especifico como la televisión y de ahí que la mayoría de las críticas hechas a estos no sean tan favorables, la mayoría de los contenidos en este medio son poco educativos, aunque no sea esta la finalidad prioritaria de la T.V. Pero hay otros medios incluso el antes mencionado, que hacen al hombre la vida más fácil, más placentera. Los medios nos acortan tiempos y distancias.
Los intelectuales de la escuela de Frankfurt estuvieron en una época en donde se comenzaron a crear y a difundir los medios con una tecnología más avanzada, sin embargo no llegaron a ver en pleno el desarrollo de los mismos, que es la época en la que vivimos. De alguna manera tiene razón al pensar que los medios nos pueden llegar a enajenar, a convertirnos en seres individualistas y aticomunitarios, pero yo creo que esta sería una postura muy fatalista de la realidad pues a pesar de que vamos de tras de la tecnología no somos personas que se elijen completamente de la realidad, necesitamos de los “otros” para poder vivir, por naturaleza necesitamos de los demás para poder subsistir.
Yo no podría encontrar ningún problema en que los medios nos propongan una vida mejor, además no podemos dejarlo todo al criterio de lo que ellos nos ofrezcan, es por eso que además de hacer una crítica, también deberíamos hacer una propuesta en donde pudiéramos formar conciencias más críticas, conciencias que sepan discernir qué es lo mejor.
Los medios no creo que nos alejen ni que estén a punto de terminar con los viejos espacios, de socialización, como lo llama; nos podemos acercar a los cafés o iglesias y no están tan llenas como antes, pero no creo que sea completamente la culpa de los medios, además de esto otras causas habrá, podemos ver aún en las colonias populares los grupos de amigos y no creo que sea por falta de acceso a los medios pues la mayoría de ellos cargan con su teléfono celular. No creo que sea una crisis de cultura, más bien sería el nacimiento de una nueva cultura a la cual no estamos acostumbrados y que por su naturaleza nos parece algo extraordinario, fuera de nuestras realidades cotidianas, algo con lo que no estábamos acostumbrados a vivir, pero que ahora tendremos que “lidiar” con ello, o entras o te quedas fuera. En un mundo en el que lo físico, lo tangible, ya ha pasado de moda, se impone el valor de las ideas. Lo simbólico adquiere importancia y, por ende, lo mediático. Desde que aparece el símbolo nuestras experiencias son mediadas. Sin embargo, en el momento en el que la tecnología invade la mediación es cuando el símbolo se erige como un ente supremo en un contexto de comercialización. Es decir, desde que aparecen los medios de comunicación de masas lo simbólico, lo ideológico, lo intangible ha ido adquiriendo de forma paulatina un peso específico en nuestra conciencia y en nuestra manera de conocer el mundo que nos rodea.
Por tanto, vivimos en una época en la que se ha desterrado el afán por las posesiones materiales, pero en la que se incrementado la ambición de propiedades simbólicas. Codiciamos marcas, deseamos entretenimiento, ansiamos un status. Sin embargo, son sólo entelequias. Los discursos rosas, amarillo, violento y toda aquella comunicación mediada que impulsa el valor del espectáculo adquiere importancia a costa de cercenar la credibilidad de la información “seria”. Se despierta el interés por el micro-discurso, por la comunicación fragmentada. Es el auge del individualismo, propio de la post-modernidad

Javieros dijo...

Me parece que en efecto, los medios de comunicación (nuevos medios de comunicación de masas que nacen y se despliegan en el siglo XX) son una estampa de las estructuras sintácticas de la sociedad contemporánea. La inversión de los valores es anunciada por Nietszche en siglo XIX con total impredecibilidad de los acontecimientos mediáticos del siglo XX, por ejemplo.
Los fenómenos comunicacionales están ligados indisociablemente a los fenómenos culturales. La cultura, como efecto de producción humana, es ya en sí misma comunicación pues lleva implícita un carga simbólica, significa y en la media en que significa tiene sentido. Los medios son parte de esta dinámica comunicación-cultura.
No hay que quemar a los medios, nos dice Lipovetsky, como sugiere una escuela de Frankfurt atrincherada en sus deseos de hacer posible la propuesta ideológica de la modernidad, hay que entender que los medios, como reflejo del imaginario de nuestra cultura, es una nueva forma de leer nuestra propia condición humana.